La intervención arquitectónica y pictórico-ornamental realizada en la iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir de València, llevada a cabo por la Universitat Politècnica de València y el Arzobispado de la ciudad, con la colaboración de la Fundación Hortensia Herrero, ha sido, tanto por la magnitud de la obra como por las técnicas empleadas, la más importante realizada hasta la fecha a nivel internacional. La superficie pictórica restaurada -1.904 metros cuadrados- es incluso más grande que la llevada a cabo en la Capilla Sixtina -800 metros cuadrados. Junto a las pinturas de la nave, además, se han restaurado las capillas, las fachadas y las vidrieras del Templo y se han reconstruido cubiertas para proteger el edificio y las pinturas.
Esta mañana se ha presentado en rueda de prensa el resultado la intervención llevada a cabo en el templo de la calle Caballeros. Los trabajos han sido coordinados por el arquitecto Carlos Campos; la restauración pictórica ha sido ejecutada por el Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universitat Politècnica de València, bajo la dirección de la catedrática Pilar Roig.
Gran calidad técnica y belleza cromática
Para la ejecución del proyecto, el equipo del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universitat Politècnica de València llevó a cabo en primer lugar cuatro meses de estudios previos y, posteriormente, dos años para la intervención pictórico-escultórica y ornamental de la bóveda pilastras y paramentos de la nave central.
Su trabajo ha permitido sacar a la luz el original de Dionís Vidal, unos frescos de gran calidad técnica y belleza cromática y aspectos desconocidos de este conjunto, como es la pintura mural situada sobre el dintel de la puerta oeste, que se encontraba totalmente revestida bajo una capa de cal y que ahora se ha recuperado en su totalidad. Asimismo, se ha recuperado también la obra escultórica de Pérez Castiel –ángeles, rocalla y elementos decorativos volumétricos.
Para la recuperación de los frescos, el equipo de la Universitat Politècnica de València utilizó los últimos avances tecnológicos aplicados al campo de la restauración, como rayos láser para la recuperación de zonas más resistentes a la limpieza; ultravioletas e infrarrojos que han permitido comprobar si había repintes o no; microemulsiones y geles quelantes.
Aplicaron también tratamientos de biolimpieza consistentes en la aplicación durante 4 horas de una solución bacteriana sobre papel japonés y una temperatura de 25 grados que aseguraba la correcta actividad metabólica de las bacterias en las zonas donde se había detectado colas de gelatina.
Asimismo, cabe destacar que en todo el proceso de restauración los investigadores de la UPV aplicaron técnicas para la conservación preventiva y el mantenimiento de los frescos, mediante el uso de sensores para controlar la temperatura y humedad en el interior del templo. Tras la finalización de la intervención, estos sensores han quedado instalados en la parroquia de cara a contribuir a ese mantenimiento preventivo.
En total, el equipo de la UPV ha invertido más de 41.400 horas de trabajo Y, si nos centramos en el material utilizado, los restauradores de la Politécnica de València han empleado, entre otros, 6000 hojas de papel para la fijación de las pinturas, 10.000 litros de agua destilada, 100 kilos de algodón y 500 pinceles
Intervención arquitectónica
Además se ha realizado una exhaustiva intervención arquitectónica, cuyo objetivo ha sido dotar al templo de unas condiciones de estanqueidad al agua y control térmico que permitan una idónea conservación interior, así como restaurar todos los daños estructurales que presentaba la bóveda. Se ha intervenido también en los ventanales de la nave, dotándolos de un accionamiento eléctrico que mejora la ventilación de la iglesia y la conservación de los frescos, y se ha sustituido la iluminación que existía por un sistema de lámparas led que no supone una distorsión de los colores de la pintura.
Destaca también la recuperación de la decoración barroca de los arcos formeros del templo, que han conferido una sensación de continuidad visual en el interior del templo.
Asesoramiento de Gianluigi Colalucci
Esta intervención ha contado con el asesoramiento de Gianluigi Colalucci, restaurador de los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina y doctor honoris causa por la UPV. En una visita reciente al templo valenciano el pasado mes de octubre, Colalucci destacó el “excelente trabajo que se ha llevado a cabo. Antes de la restauración, era imposible ver prácticamente nada; el trabajo realizado hasta hoy ha puesto al descubierto una riqueza cromática exquisita. Estoy convencido de que esta iglesia va a ser mucho más visitada después de este proyecto”.