El Arzobispado de València y la Fundación Hortensia Herrero firmaron un acuerdo para acometer la restauración de las pinturas murales y esculturas de la nave central de la Iglesia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo. La Universitat Politècnica de València fue la encargada de llevar a cabo los trabajos, que suponen la conservación de uno de los bienes de mayor interés artístico y cultural de la Comunitat Valenciana. Un equipo de especialistas del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, dirigidos por la catedrática Pilar Roig, fue quien llevó a cabo la intervención.
Los trabajos comenzaron con un estudio previo que analizaba el estado de conservación de los frescos y del resto de la ornamentación de la nave de la iglesia. En este documento, los especialistas hablaron de un “preocupante deterioro en todo su conjunto”. En concreto, “las pinturas, que datan de finales del siglo XVII, sufrían un oscurecimiento generalizado de toda la superficie, tenían parte de su policromía alterada, zonas blanquecinas y manchas irregulares”.
Junto al proceso de restauración pictórica se llevó a cabo el fortalecimiento arquitectónico del templo en los puntos de cubiertas, estructura y algunas partes de los exteriores de la iglesia. Estas obras, dirigidas por el arquitecto Carlos Campos, corrieron a cargo de la empresa EMR (Estudio Métodos de la Restauración).
Ambas actuaciones supusieron la segunda fase de una restauración general que arrancó en 2012, cuando se rehabilitaron las fachadas neogótica y la de la Capilla de la Comunión (de estilo barroco) y se restauraron las vidrieras del templo.