En 2012 se colaboró en la finalización del Centro Parroquial de la localidad valenciana de Genovés. Para la Fundación Hortensia Herrero ha sido un honor poder aportar su colaboración para la finalización de un proyecto iniciado gracias a la herencia de D. Joaquín Magraner Pelluch, vecino de la localidad, y que gracias a su impulso inicial el Centro Parroquial es hoy una realidad. El Centro Parroquial de Genovés es una estructura de tres plantas y la colaboración de la Fundación Hortensia Herrero sirvió, especialmente, para poder finalizar las obras de la primera y segunda planta. Además de poder ayudar en la finalización de unas obras que suponen un valor importantísimo para el pueblo, fue un motivo de orgullo la implicación total y el esfuerzo que hicieron todos y cada uno de los habitantes de Genovés en la conclusión de un Centro que sienten como suyo.
En el mes de julio de 2012 se produjo la firma del acuerdo para la colaboración entre las partes y el día 26 de enero de 2013, después de varios meses de trabajo, se pudo llevar a cabo la inauguración del Centro, en un día en el que desde la Fundación Hortensia Herrero pudimos comprobar la implicación de todo el pueblo de Genovés en el proyecto.
Una de las principales actuaciones de la Fundación Hortensia Herrero en 2012 fue la rehabilitación de la Ermita de Santa Lucía, así como de su entorno. La Cofradía de Santa Lucía fue fundada en el 1238 en la Iglesia Catedral de València por Jaime I el Conquistador, aunque fue en 1394 cuando se efectuó su traslado hasta la ubicación actual, en la calle Hospital de València. Se trata de una de las edificaciones emblemáticas del centro de la capital valenciana y un orgullo para la Fundación haber contribuido a que luzca en todo su esplendor. La Fundación ha colaborado en la adecuación del entorno del edificio para mejorar la accesibilidad, recuperando el nivel original. Esto se consiguió mediante la ejecución de un nuevo acceso lateral directo al interior de la iglesia, de forma que para acceder ya no es necesario bajar ni subir ni un solo escalón. Además, todas las fachadas han sido restauradas y su estructura ha recuperado un color, el blanco, que cambia completamente la estética que mostraba hasta ahora.
Las obras tenían como objetivo, principalmente, detener el deterioro que se había producido en la edificación, pero también se aprovechó para mejorar la habitabilidad y funcionalidad del conjunto, con lo que se rehabilitaron las fachadas de la Ermita. Todo esto se realizó en aras de mejorar la condición patrimonial de un templo que fue declarado en 1963 Conjunto Histórico Artístico. Otra de las intervenciones más importantes tuvo que ver con el alto grado de humedad que registraba el templo. Para solucionarlo se recuperó el nivel original y se vació el perímetro (más de dos metros de tierra), integrando el recinto con el jardín con el que convive.
El 5 de febrero, coincidiendo con la celebración de una de las patronas de la Ermita, Santa Águeda (Santa Lucía es la otra), se retiraron los andamios y la nueva imagen del templo lució en todo su esplendor. A la ceremonia religiosa acudió la presidenta de la Fundación Hortensia Herrero, acompañando al Arzobispo de Valencia, Monseñor Carlos Osoro.
El otro gran proyecto que llevó a cabo la Fundación Hortensia Herrero fue la restauración de la Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir. El templo es, probablemente, el mejor ejemplo de convivencia de un templo de estructura gótica del siglo XV con decoración barroca del siglo XVII que encontramos en la ciudad de València. La iglesia se construyó sobre una antigua mezquita musulmana, englobándose en lo que se denomina las primeras doce parroquias cristianas. Fue declarada en 1981 Monumento Histórico Artístico Nacional. La intervención de la Fundación se llevó a cabo en las fachadas de la capilla de la Comunión y en la fachada neogótica de la plaza de San Nicolás, así como de los ventanales de la iglesia. La fachada neogótica presentaba importantes problemas derivados de las humedades producidas por filtraciones de agua. A ello se unía el deterioro de los elementos decorativos de la fachada. Igualmente, presentaba una importante grieta debido a la separación del cuerpo superior de la fachada y del muro lateral, con el consiguiente riesgo de desprendimiento.
Todas las obras de restauración acometidas tenían no solo el objetivo de recuperar el aspecto estético visual, sino también la preservación las pinturas del interior, que sin duda con el tiempo habrían sufrido daños irreparables, y que son uno de los principales valores del templo y que deben ser parada obligatoria para cualquier visitante del casco histórico de Valencia. Por lo que respecta a la Capilla de la Comunión, las principales patologías residían en el mal estado de las vigas y elementos de sustentación. El mal estado de las carpinterías de la capilla, junto a la dificultad de acceso para su apertura ocasionaba graves problemas de ventilación en el local, que había afectado a las pinturas, dorados y revestimientos en general. En estas fachadas, tras un laborioso estudio de las distintas y sucesivas capas de pintura que se habían superpuesto a través de su historia, se recuperó un estado aproximado al existente en el S.XVIII. En cuanto a las vidrieras, notablemente deterioradas, se restauraron y se repararon las deficiencias a nivel arquitectónico.
Con la renovación de las vidrieras se consiguió también mejorar en la ventilación del templo, lo que a su vez mejoraba los problemas de humedad que arrastraba.