Los frescos barrocos pintados por Dionís Vidal a finales del siglo XVII en la Iglesia de San Nicolás están recuperando su esplendor pictórico, gracias al proyecto de restauración llevado a cabo conjuntamente por la Universitat Politècnica de València, y el Arzobispado de la ciudad, con el apoyo de la Fundación Hortensia Herrero.
Estos frescos constituyen uno de los bienes de mayor interés artístico y cultural de la Comunitat Valenciana. El acuerdo para acometer su restauración se firmaba a finales del año pasado y hoy viernes se han presentado los primeros resultados de los trabajos desarrollados hasta la fecha.
El proyecto comenzó con una primera fase de diagnóstico, en el que se analizó el estado de conservación de los frescos y del resto de la ornamentación de la nave de la iglesia. En este documento, los especialistas hablaban de un “preocupante deterioro en todo su conjunto”: las pinturas sufrían un oscurecimiento generalizado de toda la superficie, tenían parte de su policromía alterada, zonas blanquecinas y manchas irregulares.
“Gran parte de los frescos se vieron sometidos a diferentes repintes, con la consecuente acumulación de ceras, proteínas -en algunas zonas sobre las que ha trabajado ya, hay repintes que cubrían hasta el 80% de la superficie pictórica; sufrieron también problemas de eflorescencias, migración de sales, etc. Todo ello derivó en una estratificación de materiales que desfiguran y cubren por completo la policromía original”, apunta José Luis Regidor, investigador de la UPV y responsable del equipo de restauración del proyecto.
Ahora, estos primeros meses de trabajo han permitido descubrir el original de Dionís Vidal, “unos frescos que destacan por su gran belleza pictórica y calidad técnica”, señala Pilar Roig, investigadora del Instituto de Restauración del Patrimonio de la UPV y directora del proyecto.
Roig destaca también el descubrimiento de cómo Vidal, discípulo de Antonio Palomino, logró plasmar en los frescos de San Nicolás el programa iconográfico de su maestro. “Dionís Vidal cumple a rajatabla las pautas que Palomino plasmó en su Tratado pictórico y escala óptica; las alegorías, simbología… todo está perfectamente reflejado en estas pinturas”, explica Pilar Roig.
Otro de los hitos se encuentra en el muro hastial donde Dionís Vidal, según el tratado de Palomino, pintó el retrato de Calixto lll, “que debió desaparecer al recuperar en épocas posteriores la visión del rosetón neogótico desde el interior del templo. La eliminación de los repintes nos ha confirmado la existencia de pintura original en esa zona recortada, en especial en la figura de San Lucas evangelista y en los ángeles y tiara papal. En cuanto descubres el original, empiezas a descubrir su historia, cómo estaba pintado”, señala Roig.
Bacterias limpiadoras, ultravioleta y microemulsiones
En la ejecución del proyecto, los investigadores de la UPV están utilizando avanzadas técnicas de restauración, que incluyen, el uso de bacterias “educadas” en laboratorio para limpiar las obras de arte de una forma rápida y sin incidencia sobre la pintura; ultravioletas e infrarrojos que permiten comprobar si ha habido repintes o no; estratigrafías para ver las capas de pinturas y materia acumuladas; microemulsiones y geles quelantes, entre otras.
Proyecto y equipo
El proyecto de la UPV, la Fundación Hortensia Herrero y el Arzobispado de Valencia en la Iglesia de San Nicolás engloba cuatro procesos: la consolidación del soporte y del estrato pictórico (sellado de grietas y fisuras, micro-anclajes, aplicación de aglomerantes…); las limpiezas (eliminación de polvo, materiales adheridos, sales insolubles…); el tratamientos de lagunas y la reintegración estética (reconstrucción volumétrica en tallas y ángeles, reintegración cromáticas de lagunas en pintura y estucos…), y los trabajos de apoyo (seguimiento y control de la restauración).
Casi 30 personas del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV componen el equipo interdisciplinar que participa en este proyecto, cuyo presupuesto asciende a cerca de un millón de euros. Las obras está previsto que concluyan en otoño de 2015
Intervención arquitectónica
Junto al proceso de restauración pictórica se lleva a cabo el fortalecimiento arquitectónico del templo en los puntos de cubiertas, estructura y algunas partes de los exteriores de la iglesia. Estas obras, dirigidas por el arquitecto Carlos Campos, corren a cargo de la empresa EMR (Estudio Métodos de la Restauración).
En la actualidad los trabajos de arquitectura discurren en paralelo con la restauración pictórica, de modo que quede asegurada la estabilidad de las estructuras del edificio, así como la estanqueidad de sus cubiertas. “Ambos objetivos se acometen desmontando la cobertura de teja actual, para su restauración y posterior reposición, así como el sellado de las grietas y fisuras que presentan las superficie abovedadas, principalmente en aquellos puntos en los que el revestimiento de yeso y estuco de cal realizado en el siglo XVII se manifiesta tanto en la parte interior como en la exterior de las bóveda”, explica Carlos Campos.
La intervención se completará con una nueva instalación de iluminación de las bóvedas, mediante un sistema de proyección, de modo que el espectacular cromatismo de las pinturas pueda ser apreciado sin distorsiones cromáticas.
Todas estas actuaciones suponen la segunda fase de una restauración general que arrancó en 2012, cuando se rehabilitaron la fachada neogótica y la de la Capilla de la Comunión (de estilo barroco) y se restauraron las vidrieras del templo, todas ellas con la ayuda de la Fundación Hortensia Herrero.