Misión
La cultura lleva entre nosotros cientos de miles de años. Habla de quiénes fuimos. Es el legado más valioso que nos queda. Por este motivo, en la Fundación Hortensia Herrero impulsamos acciones sociales que ayuden a compartir la sensibilidad, usando el arte y la cultura como ejemplo, y como forma de convertir a la Comunidad Valenciana en un referente cultural.
visión
En la Fundación Hortensia Herrero, nuestro objetivo es promover el interés, el conocimiento y la sensibilidad por el arte y la cultura a través de proyectos creados en la Comunidad Valenciana por artistas de todo el mundo.
Patronato
Mensaje presidenta
Decía Machado que al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Y en eso concretamente consiste esta Memoria que ahora publicamos: en echar la vista atrás y ver esa senda plagada de iniciativas y eventos culturales que nunca volveremos a pisar pero que siempre quedará en nuestro recuerdo.
Muchas veces, en los discursos que tengo que dar en diversos eventos que organiza la Fundación, suelo utilizar la familia como un símil de algunos de los proyectos que inauguramos, y es que, ahora que echo la vista atrás, compruebo que esos proyectos son como miembros de la familia que siempre están presentes, de manera más o menos activa, y a los que vienen a sumarse nuevos miembros.
Por ejemplo, en 2017 organizamos la exposición de esculturas monumentales de Manolo Valdés en la Ciudad de las Artes y las Ciencias que tanta acogida tuvo en la ciudad de València y que fructificó en la donación de la escultura La Pamela, instalada ya en la zona de La Marina. Fue tal el éxito de esta iniciativa que en 2018, decidimos trasladar temporalmente dos de estas esculturas a las ciudades de Castellón y Alicante, para que tanto los castellonenses como los alicantinos pudieran disfrutar también de la belleza de las obras del que podríamos considerar sin ninguna duda como el artista valenciano contemporáneo más internacional. Estas esculturas fueron tan bien recibidas en estas dos ciudades que tomé la decisión de donarlas también para que se quedaran de forma permanente en Castellón y Alicante.
Con ello, hemos conseguido que las tres capitales de la Comunitat Valenciana puedan disfrutar de una escultura monumental como ya lo hacen ciudades como Nueva York, París o Madrid. Con lo cual, Valdés también nos acompañó durante el año pasado como un miembro más de esta amplia familia que es la Fundación Hortensia Herrero.
Dado el éxito de la exposición de Valdés en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, no fue fácil buscar alguien que tomara el relevo en este impresionante lugar caracterizado por la arquitectura de Calatrava. Fue por ello que recurrimos a uno de los escultores internacionales de mayor prestigio, Tony Cragg. Un artista que ya estaba presente en mi colección a través de dos esculturas pero que, en esta ocasión, iba a exponer seis esculturas monumentales al mismo tiempo que lo hacía en Park Avenue de Nueva York. Y es que, como tantas veces he repetido, una de las finalidades que guía la actividad de la Fundación es que los valencianos no tengan que trasladarse a ciudades como Nueva York, París o Londres para ver exposiciones de arte de gran nivel, sino que Valencia acoja una oferta artística del mismo nivel que estas capitales.
Algo que también va a guiar la actividad de uno de los proyectos que ha comenzado en 2018 y que en el que más ilusión vamos a poner: la rehabilitación del Palacio de Valeriola para convertirlo en el Centro de Arte Hortensia Herrero, en el que podrá verse tanto mi colección de arte como exposiciones temporales de artistas de gran prestigio internacional. Un proyecto de muy largo recorrido que ya ha empezado a dar sus pasos y que en unos años abrirá sus puertas al público para enriquecer todavía más la amplia oferta cultural de la ciudad de Valencia.
Un nuevo hijo que viene a sumarse a esa amplia familia que hemos creado alrededor de la Fundación Hortensia Herrero, y en el que hay algunas iniciativas que ya llevan más de cinco ediciones celebrándose de forma ininterrumpida como son Ballet Vale +, que ayuda a través de la danza a los niños con parálisis cerebral; la gala de Valencia Danza en el Palau de les Arts, el campus de ballet que ya llega a 135 alumnos, la exposición PAM! de producciones artísticas y multimedia organizada con la Universitat Politècnica de València o el premio de adquisición del certamen Abierto València con el que las galerías de arte valencianas inician la temporada. Iniciativas todas que llevan a compartir y desarrollar la sensibilidad cultural.
Son proyectos que se consolidan en el calendario pero que crecen cada año en número de asistentes y que, en el caso de las exposiciones de esculturas monumentales que hemos desarrollado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, enriquecen el patrimonio artístico de la ciudad. Prueba de ello, es la impresionante escultura de Tony Cragg titulada «Points of view» que llegó a Valencia para la exposición temporal y que finalmente se ha quedado de forma permanente en el puente de Monteolivete.
Desde aquí quería agradecer a todos los valencianos que se han acercado a disfrutar de estas iniciativas y a los que las han hecho posible porque, como indica el título de la escultura de Cragg, «Points of view» («Puntos de vista»), una labor tan amplia y variada solo se puede llevar a cabo con la colaboración de muy distintos puntos de vista.
Decía Machado que al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Y en eso concretamente consiste esta Memoria que ahora publicamos: en echar la vista atrás y ver esa senda plagada de iniciativas y eventos culturales que nunca volveremos a pisar pero que siempre quedará en nuestro recuerdo.
Muchas veces, en los discursos que tengo que dar en diversos eventos que organiza la Fundación, suelo utilizar la familia como un símil de algunos de los proyectos que inauguramos, y es que, ahora que echo la vista atrás, compruebo que esos proyectos son como miembros de la familia que siempre están presentes, de manera más o menos activa, y a los que vienen a sumarse nuevos miembros.
Por ejemplo, en 2017 organizamos la exposición de esculturas monumentales de Manolo Valdés en la Ciudad de las Artes y las Ciencias que tanta acogida tuvo en la ciudad de València y que fructificó en la donación de la escultura La Pamela, instalada ya en la zona de La Marina. Fue tal el éxito de esta iniciativa que en 2018, decidimos trasladar temporalmente dos de estas esculturas a las ciudades de Castellón y Alicante, para que tanto los castellonenses como los alicantinos pudieran disfrutar también de la belleza de las obras del que podríamos considerar sin ninguna duda como el artista valenciano contemporáneo más internacional. Estas esculturas fueron tan bien recibidas en estas dos ciudades que tomé la decisión de donarlas también para que se quedaran de forma permanente en Castellón y Alicante.
Con ello, hemos conseguido que las tres capitales de la Comunitat Valenciana puedan disfrutar de una escultura monumental como ya lo hacen ciudades como Nueva York, París o Madrid. Con lo cual, Valdés también nos acompañó durante el año pasado como un miembro más de esta amplia familia que es la Fundación Hortensia Herrero.
Dado el éxito de la exposición de Valdés en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, no fue fácil buscar alguien que tomara el relevo en este impresionante lugar caracterizado por la arquitectura de Calatrava. Fue por ello que recurrimos a uno de los escultores internacionales de mayor prestigio, Tony Cragg. Un artista que ya estaba presente en mi colección a través de dos esculturas pero que, en esta ocasión, iba a exponer seis esculturas monumentales al mismo tiempo que lo hacía en Park Avenue de Nueva York. Y es que, como tantas veces he repetido, una de las finalidades que guía la actividad de la Fundación es que los valencianos no tengan que trasladarse a ciudades como Nueva York, París o Londres para ver exposiciones de arte de gran nivel, sino que Valencia acoja una oferta artística del mismo nivel que estas capitales.
Algo que también va a guiar la actividad de uno de los proyectos que ha comenzado en 2018 y que en el que más ilusión vamos a poner: la rehabilitación del Palacio de Valeriola para convertirlo en el Centro de Arte Hortensia Herrero, en el que podrá verse tanto mi colección de arte como exposiciones temporales de artistas de gran prestigio internacional. Un proyecto de muy largo recorrido que ya ha empezado a dar sus pasos y que en unos años abrirá sus puertas al público para enriquecer todavía más la amplia oferta cultural de la ciudad de Valencia.
Un nuevo hijo que viene a sumarse a esa amplia familia que hemos creado alrededor de la Fundación Hortensia Herrero, y en el que hay algunas iniciativas que ya llevan más de cinco ediciones celebrándose de forma ininterrumpida como son Ballet Vale +, que ayuda a través de la danza a los niños con parálisis cerebral; la gala de Valencia Danza en el Palau de les Arts, el campus de ballet que ya llega a 135 alumnos, la exposición PAM! de producciones artísticas y multimedia organizada con la Universitat Politècnica de València o el premio de adquisición del certamen Abierto València con el que las galerías de arte valencianas inician la temporada. Iniciativas todas que llevan a compartir y desarrollar la sensibilidad cultural.
Son proyectos que se consolidan en el calendario pero que crecen cada año en número de asistentes y que, en el caso de las exposiciones de esculturas monumentales que hemos desarrollado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, enriquecen el patrimonio artístico de la ciudad. Prueba de ello, es la impresionante escultura de Tony Cragg titulada «Points of view» que llegó a Valencia para la exposición temporal y que finalmente se ha quedado de forma permanente en el puente de Monteolivete.
Desde aquí quería agradecer a todos los valencianos que se han acercado a disfrutar de estas iniciativas y a los que las han hecho posible porque, como indica el título de la escultura de Cragg, «Points of view» («Puntos de vista»), una labor tan amplia y variada solo se puede llevar a cabo con la colaboración de muy distintos puntos de vista.